Pues resulta que me enviaron a Frankfurt para hacer un reportaje sobre Lufthansa, que sale mañana jueves 11 en
El Economista.
Y aprovechando el salto al charco, me tomé unos días para ir a...
¡Tarán! Berlín, una ciudad que se me había escapado en mis 3 viajes anteriores al decadente, pero atrayente continente, al que he viajado becado y sin un quinto, como todo chairo latinoamericano. Este viaje no fue la excepción, porque sólo me llevé 100 euros y me sobraron 10.
Arriba el teatro Maxim Gorki de noche, con barrida de carrito y biclas. Gorki es el escritor de la obra de teatro que adaptó Jean Renoir para su peli "
Los bajos fondos" , que todo ser con capacidad de reproducción debe ver.
El museo egipcio, con su lema "All art has been contemporany".
Los interiores, con su chidísimo patrón en el suelo.
El
Berliner Dom, desde la oscuridad del Lustgarten. Porque Berlín es oscura oscura, porque pos cómo se va a desperdiciar la lana en alumbrado público.El
Ramstein, que diga, el
Reichstag, con su inscripción "DEM DEUTSCHEN VOLK", algo así como "cómprese un vocho". La bandera se agita bajo el viento a 5 grados bajo cero. Sólo a un insensato se le ocurriría estar tirado en el suelo (odio cargar el tripié) tomando fotos a media noche.
Me permito poner algunas fotos de las instalaciones de Lufthansa en Frankfurt. Arriba, los hangares. Busqué el hangar 18 de la
rola de Megadeth, pero hombres de negro impidieron mi paso.
El centro de entrenamiento, que me recordó las ferias donde se podía subir al "Astroliner", ¿se acuerdan?
El 747, el avión más largo de la flota.
Más aviones, talacha a la alemana y el entrenador de vuelo, un videojuego muy costoso.
Eso es todo por hoy, pásele a la salida. En alguna otra entrega, bares punks, barrios chidos, muros ¡y mucho más!
Zum!